Morir por calor y pesticidas en El Salvador

Campesino
Sebastiano Santoro

Investigadores estudian desde hace tres décadas la alta incidencia de la insuficiencia renal en la población de El Salvador. Los enfermos son muy jóvenes y la enfermedad no se debe a causas tradicionales.

El Bajo Lempa es una región de El Salvador, en América Central, ubicada en una fértil planicie costera. Se encuentra a medio camino entre el asfalto de la Carretera Litoral y las aguas azules del océano Pacífico. Aquí, el río más caudaloso del país —el río Lempa— abraza el mar, y mezcla sus aguas dulces con las del océano, en una sucesión de caletas y sinuosos bosques de manglares alérgicos a las líneas rectas. Gracias a la proximidad del río, el Bajo Lempa es un hábitat ideal para una infinidad de especies de aves, peces y zancudos. Aunque sobre todo, tiene uno de los suelos más fértiles de El Salvador.

La economía de la región está basada en la exportación de la caña de azúcar. Pese a su pequeño tamaño, El Salvador es uno de los mayores exportadores de azúcar en el mundo. Según la Asociación de Azucareros, la agroindustria salvadoreña posee alrededor de 81 mil hectáreas cultivadas de caña de azúcar. Y en los últimos años se ha registrado un crecimiento acelerado en la superficie destinada a este cultivo: entre 2006 y 2016 el número de manzanas ocupadas por el monocultivo pasó de 57.400 mil hectáreas a 81.200 mil hectáreas. Con evidentes repercusiones en la pérdida de diversos servicios ecosistémicos (fertilidad de los suelos, protección de los manglares contra las inundaciones, hábitats de especies silvestres y acuáticas).

La industria azucarera contribuye al 2.8% del producto interno bruto (PIB) y genera el 4% de las exportaciones, según investigaciones de la Universidad de El Salvador. Gran parte de esta ganancia se la llevan los ingenios locales. La mayoría de la población de Bajo Lempa se dedica a los cultivos de subsistencia. Para buscar ingresos alternativos muchos hombres se emplean como mano de obra estacional en las plantaciones, y más del 50% de la población vive en situación de pobreza. Las condiciones de las viviendas son precarias, los servicios de salud, junto con la educación, las infraestructuras, el agua potable, la recolección de basura, las comunicaciones y la energía, son de muy baja calidad.

José Moritz Cruz Pérez tiene 58 años y vive en el cantón San Carlos Lempa, cerca del río Lempa. Se mudó aquí en 1993, poco después que los Acuerdo de Paz pusieran fin a una sangrienta guerra civil que mató a más de 75 mil personas, muchas de ellas civiles. José es ex guerrillero del FMLN, el partido político de izquierda que aglutinó las cinco organizaciones guerrilleras que participaron en el conflicto. Como muchos otros en el Bajo Lempa, José es beneficiario del Programa de Transferencia de Tierra (PTT), un proyecto de repartición de tierras a los excombatientes.

En sus cuatro manzanas (una manzana corresponden aproximadamente a 0,7 hectáreas) José cultiva árboles de marañón, plátano y mango. Trabaja la tierra junto con su esposa, porque los niños ahora son mayores y “tienen su propia vida”. La cosecha la vende a un coyote, es decir un intermediario que compra los vegetales de pequeños productores y los vende a precios más altos en el mercado. Normalmente son personas que tienen pickup y pueden manejar en los caminos ásperos de la zona. Hace diez años, a José le diagnosticaron un grave problema de salud que hasta hoy, durante largos periodos, le impide trabajar.

Pese a que El Salvador no cuenta con un registro público de pacientes renales, según un estudio de 2009 la insuficiencia renal crónica ha sido la principal causa de muerte hospitalaria en la población adulta del país

En 2012, tras un control médico, descubrió que padecía de insuficiencia renal crónica. Esta enfermedad es una verdadera plaga en el país. Pese a que El Salvador no cuenta con un registro público de pacientes renales, según un estudio de 2009 la insuficiencia renal crónica ha sido la principal causa de muerte hospitalaria en la población adulta del país, la segunda causa de mortalidad en toda la población masculina y la quinta causa de muerte en personas mayores de 18 años. Sin embargo, lo más destacado es que muchos de los pacientes renales salvadoreños son muy jóvenes, y la enfermedad no se debe a causas tradicionales.

Para entender de qué estamos hablando, demos un paso atrás. La insuficiencia renal crónica consiste en el deterioro progresivo e irreversible de la función renal. Sus síntomas se desarrollan lentamente, y los factores de riesgo tradicionales son la diabetes, la hipertensión arterial, la obesidad, la inflamación de los filtros sanguíneos (glomérulos) y sobre todo el envejecimiento. Por lo general, la enfermedad predomina en personas mayores de 60 años. Para dar una idea, se estima que en España entre los sujetos de 18-44 años hay un 4,8% de personas con insuficiencia renal crónica; este porcentaje se dispara hasta 37,3% en los mayores de 65 años.

Cuando José contrajo esta patología tenía 48 años, y no presentaba ninguno de los factores de riesgo tradicionales. Y él no ha sido el único. La enfermedad renal crónica por causa no tradicional (ERCnt) está matando a miles de personas en su comunidad. Y no solo en ella: desde la década de 1990, decenas de miles de personas en América Central, el sur de Asia (India y Sri Lanka) y África (Egipto y Argelia) han perdido la vida a causa de ERCnt. Los altos números son comparables a los de una epidemia. Una plaga que está desconcertando a los médicos y acabando con familias enteras.

Fuente
https://www.elsaltodiario.com
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