Tras cuatro días de debates, cerró la Asamblea Continental de ALBA Movimientos con delegados de toda la región

Alba Movimientos
Nodal

Culminó la III Asamblea Continental de Alba Movimientos en Buenos Aires: en el acto de cierre hablaron dirigentes de Argentina, Venezuela, Brasil y Perú

Con la lectura de un documento final en el que se reivindica la continuación de la lucha por la integración de los pueblos y su avance frente al imperialismo, y un acto de cierre que reunió a militantes de Latinoamérica, culminó la III Asamblea Continental de los Movimientos del Alba, realizada desde el 27 al 30 de abril en Buenos Aires.

En el acto, hablaron los argentinos Juan Grabois y el «Gringo» Castro de la UTEP y la legisladora porteña Ofelia Fernández,, la dirigenta peruana Zaira Arias, el viceministro venezolano Carlos Ron, y la dirigenta brasileña Thais Carvallo.

Carlos Ron señaló, entre aplausos de los delegados y público invitado: «No estamos haciendo la revolución para que alguien la cuente, hacemos la revolución porque tenemos que comer mañana. Estamos aquí para construir esa vida digna, ese buen vivir. Es nuestro deber construirla ahorita, ya mismo».

A su turno, Thais Carvalho, expresó: «Este año es decisivo para Brasil y América Latina, tenemos el desafío de derrotar a la extrema derecha y el fascismo en las urnas y calles con @LulaOficial. La elección no es garantía, debemos combinarla con lucha de masas y org. de la clase trabajadora».

El cierre de cuatro días de deliberaciones e intercambios

Luego de cuatro días de debates y reflexión, concluyó la III Asamblea Continental de ALBA Movimientos con un panel de propuestas e iniciativas del campo popular para transformar el mundo.

En el encuentro estuvieron presentes, Pedro Praga, embajador cubano en Argentina, los diputados nacionales argentinos, Federico Fagioli y Natalia Zaracho, y Carlos Mirence, embajador de Nicaragua en Argentina.

Durante el debate se resaltó la importancia y experiencias de la organización popular para alcanzar el derecho a la tierra y de trabajo. Cada una de las personas que intervinieron resaltaron el rol de la articulación internacional, de la economía popular, y las experiencias de los movimientos feministas.

“Es un orgullo ratificar el espacio de articulaciones de procesos de organización de luchas en el pueblo”, dijo la mediadora al inaugurar la mesa de discusión. “No somos una organización que firma comunicados, sino que construye líneas de acción estratégica” afirmó para dar paso a los panelistas.

Esteban Castro tomó la primera palabra para dar un panorama sobre la economía popular en Argentina, compartiendo la experiencia de la creación de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, instancia que marcó un avance en la conquista de derechos laborales en el país.

“Tener esperanza es importante para desarrollar estrategias para pensar el futuro”, resaltó.

“Como nos ocurrió en el proceso macrista de globalización neoliberal, logramos mejores niveles de organización para enfrentarlo. Nuestro pueblo más humilde que quedó despojado de la formalidad de trabajo viene construyendo estrategias de organización popular.”

El secretario general de UTEP destacó que “el trabajo de política estratégica es con toda la sociedad, pero fundamentalmente con un proyecto de país que incluya a todos y a todas. Por eso pedimos Tierra, Techo y Trabajo, una consigna que surgió de los diálogos de los movimientos populares con el Papa. Teniendo las 3T los trabajadores no pueden pedir más en Argentina y Latinoamérica”.

Luego, lo siguió el referente social Juan Grabois que resaltó sobre las visiones en torno al poder y a la conquista del Estado. Grabois rescató las tesis zapatistas y diferentes procesos políticos como el venezolano como aprendizaje para los nuevos desafíos.

“Hay que construir poder popular, lo que el General Perón llamaba la comunidad organizada, algo muy parecido a las comunas en Venezuela; disputar las entidades estatales con un sentido popular; y unir a los pueblos de la Patria Grande. Son 3 tareas que si las planteamos así son abstractas, que tiene un sentido para la militancia social, pero no para la gran cantidad del pueblo” comenzó reflexionando.

Y agregó “la realidad es superior a la idea, no porque la idea no sea importante, sino porque la idea sea una captación de la realidad. Cuando la idea se disocia de la realidad pasa a ser un eslogan. La felicidad y el buen vivir puede tener su expresión concreta en esa expresión de Tierra, Techo y Trabajo”.

El dirigente social explicó el significado de las 3T: “La Tierra es reforma agraria, es que no haya ningún campesino pequeño productor sin un pedazo de tierra”, expresó, y agregó, “el Techo es urbanizar los barrios populares. Hay que salir a organizar a ese sector de la sociedad y evitar que el narcotráfico sea el organizador de nuestros barrios”

Sobre el Trabajo llamó a construir otras formas de producir para que todos y todas puedan ganarse el pan de cada día.

Por último, sostuvo “Unir Latinoamérica y disputar el Estado implica darle poder a los pobres. Nuestras organizaciones tienen que pedirle eso a nuestros gobiernos. En los congresos, en los ministerios tiene que haber negros, pobres, mujeres”.

De la experiencia del proceso de defensa del proceso electoral y democrático en Perú, la integrante del partido Perú Libre Zaira Arias resaltó que une a los presentes la Asamblea de ALBA el anhelo a transformar realidades.

“Hay una lucha bastante clara y es que luchamos por los pobres”, dijo. “Pero no debemos entender esta lucha como si estuviésemos pidiendo caridad, estamos pidiendo justicia. En el Perú, por ejemplo, la derecha dice ese refrán que los pobres lo son porque quieren. Pero la verdad es que nuestros sistemas reproducen desigualdad”, dijo, puntuando que el 1% del mundo acumula 82% de la riqueza mundial.

”¿Cómo explicamos que según cifras oficiales, Latinoamérica es el continente más desigual del mundo, que África siendo el más rico continente tenga la gente más pobre?¨, cuestionó. En este sentido, destacó tres ejes orientadores para la región: acabar con las derechas; visibilizar que la corrupción es consecuencia del modelo neoliberal y que funciona bajo la hipocresía del capitalismo, que sostiene paraísos fiscales y construye mecanismos para la usurpación sistemática de tierras y bienes comunes; y, finalmente, apostar en la unidad pragmática y política de movimientos y organizaciones.

“Estamos en otra época, de retrocesos con las derechas, pero no hay mal que dure cien años y cuerpo que lo resista. Nos vamos de la Asamblea motivados y unidos en la lucha para derrotar liberalismo en nuestros países”, finalizó.

En este contexto de mayor representación de la ultraderecha en la región, la diputada Ofelia Fernández planteó dos aspectos necesarios para la militancia y gobiernos progresistas: creatividad y autoestima.

“Estamos enfrentando un momento muy difícil, con mayor incertidumbre para mi generación. Tenemos que reconocer el malestar, no estamos en un momento de esperanza”, dijo, asumiendo que la ascensión de la derecha es resultado de la frustración de la población. “Es importante entender que no todo desencanto es necesariamente vinculada a esas fuerzas de derecha.”

En el aspecto relacionado con la creatividad, tomó como ejemplo al potencial de los movimientos feministas de Argentina, de relanzar sus agendas tras la experiencia y las consecuencias dejadas por la pandemia de covid-19.

“Creatividad porque los parámetros de realidad ya no son los mismos, nosotros y las militantes deben sentirse distintos después de pandemia. Hay que pensar en reinventar y relanzar nuestras agendas” apuntó.

Y señaló “es importante pensar en el origen de ese malestar y frustración que tenemos que entender por qué es real”. Un ejemplo para enfrentar ese malestar que hoy vive la sociedad con metodos creativos es la experiencia del movimiento feminista.

“Tiene la capacidad de relanzar sus agendas. Después de la pandemia tenemos que jerarquizar y reconocer las tareas de cuidado, no solo diciendo “ese amor es trabajo no pago” sino los cuidados comunitarios que merecen reconocimiento económico y otras tareas de cuidado menos convencionales como la crisis sanitaria, de trabajadores de salud que son trabajos feminizados” manifestó.

El otro concepto que desarrollo es el de autoestima. “Tenemos que levantar nuestras autoestimas, tenemos que poder convocar a la pelea, no podemos dejar de pelear y bajarnos sin siquiera animarnos a pelear. Esas peleas podemos ganarlas, es la autoestima de que existe un proyecto alternativo de país, de continente y de mundo” completó.

Por su parte, Carlos Ron, presidente del Instituto Simón Bolívar de Venezuela, recordó los debates dados en las diferentes comisiones de trabajo y recordó la idea de que los procesos revolucionarios deben dialogar entre sí.

“Tenemos que hacer que nuestras revoluciones, nuestros procesos históricos, sigan teniendo relaciones entre sí. Los pueblos hacemos las revoluciones para que sigan vivas, para que sean nuestra guía. La revolución haitiana no terminó en 1804, no terminó en haitiana. Sin la revolución haitiana no había Miranda, Bolívar, no hubiésemos sido libres, no existiría revolución bolivariana ni cubana” expresó.

Asimismo, el compañero venezolano reflexionó sobre los ataques vividos por los pueblos revolucionarios y la resistencia de un pueblo que tiene conciencia y memoria.

“El imperialismo no entiende de pueblos porque nunca les habla. La derecha cuando sale a las calles no le habla al pueblo. Cuando viene el Comando Sur a Argentina no le habla al pueblo. Un día como hoy, la derecha salió a la calle y fue el pueblo que les dio una respuesta al imperialismo: leales siempre, traidores nunca” afirmó.

Asimismo, recordó la resistencia del pueblo venezolano, el nuevo renacer de un proyecto que busca darle respuesta a los problemas de la ciudadanía y la idea constante de revolución para la dignidad de los pueblos.

“Este espacio que es de unidad americana y caribeña, porque sin Caribe no hay América. Esta unidad de clase y de lucha también es con los pueblos de África y de Asia y con todos los pueblos del mundo que luchan” concluyó.

Por su parte, Thays Carvalho del Movimiento Brasil Popular, comenzó agradeciendo el encuentro de la III Asamblea Continental de ALBA Movimientos en un momento dificil del sistema capitalista.

“El capitalismo no logró renovar su proyecto para la humanidad. El capitalismo en momento de crisis renueva sus ataques y su agresividad” sostuvo.

Asimismo, la compañera manifestó que el año es decisivo para Brasil, pero también para América Latina. “Tenemos el desafío de organizar a la clase trabajadora y derrotar a la extrema derecha y el fascismo en las urnas y en las calles junto a Lula Da Silva. Esta elección no es garantía, debemos combinarla con la lucha de masas y la organización de la clase trabajadora” afirmó.

La III Asamblea Continental de ALBA Movimientos tuvo lugar en Argentina desde el 27 de abril con más de 250 delegados y delegadas de 23 países de Nuestra América, donde se debatieron los ejes estratégicos de ALBA Movimientos: Unión e Internacionalismo; Batalla Ideológica y de Descolonización; Defensa de la Madre Tierra, Economía Popular, Democratización y Poder Popular; y Feminismo Popular.


Es tiempo de Nuestra América
Declaración III Asamblea Continental de ALBA Movimientos

En las tierras del Che, de Evita, de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, del Diego, de este
sur, de San Martin y Juana Azurduy, en esta tierra de lucha y de memoria, más de 300 delegados
y delegadas de 20 países de América Latina y el Caribe nos convocamos en la 3º Asamblea
Continental de ALBA Movimientos. Tras la pandemia, en medio de un complejo y vertiginoso
escenario global, y a cinco años de la última asamblea sucedida en Colombia en el año 2016,
delegaciones de toda la región desarrollamos un intenso proceso de intercambio, debate y
proyección estratégica de nuestra articulación de movimientos sociales y populares.
La región y el mundo cambiaron de modo radical en los años comprendidos desde nuestra
última Asamblea. A nivel global, la pandemia del Covid-19 implicó un verdadero salto
adelante, que agudizó muchas de las contradicciones sociales y geopolíticas ya presentes en el
horizonte. Millones de muertes evitables, una distribución clasista y colonial de vacunas e
insumos médicos, y el despuntar de un negocio multimillonario para las grandes corporaciones
globales, fue el saldo parcial de los últimos dos años, pero sin duda, la última gran novedad
regional -quizás un verdadero parteaguas histórico- es el despuntar de una nueva guerra
europea, que tienen a Rusia y Ucrania en la mira mundial, que involucra a la OTAN y a los
Estados Unidos como principales protagonistas, mantiene expectantes a otras potencias, y
golpea de manera indirecta a las naciones del Sur Global, cuya verdadera esencia es la disputa
de la hegemonía mundial.

En ese marco, nuestra región latinoamericana y caribeña fue protagonista de los efectos
demoledores de la doble pandemia neoliberal y del COVID19: crisis económicas y sociales,
empobrecimiento de las mayorías, carencias, hambre y desigualdad. Sin embargo, el contraste
de la potencia de la vida en Nuestra América nos permitió ver que la solidaridad, la comunidad
y la profunda creencia en lo colectivo hacen parte de nuestro ADN continental. Por supuesto,
este contexto se presentó como un reto para los movimientos sociales y las organizaciones
populares que impulsamos ALBA Movimientos, pues siendo la calle y el campo nuestro
principal lugar de construcción, tuvimos que encontrar nuevas formas de articulación e integración. Sin embargo, siempre tuvimos como horizonte el reencuentro físico en lo que sería
nuestra III Asamblea Continental.

Llegamos a Buenos Aires preparados y preparadas para analizar, reflexionar y construir
propuestas de acción para transformar la realidad de nuestro continente y consolidar más lazos
de unidad entre las organizaciones que nos convocamos en el ALBA y que soñamos y
construimos a diario con el horizonte de la Patria Grande.

Argentina nos recibe en medio de un momento histórico de lucha contra el Fondo Monetario
Internacional. Nos abrazamos con ellos y ellas en su lucha anti neoliberal con calor de
barricada como en el 2001, y agradecemos y admiramos su historia de lucha por la memoria,
la verdad y la justicia por las y los 30.000 detenidos y detenidas desaparecidas.

El imperialismo norteamericano y sus socios europeos han avanzado mucho desde su
contraofensiva lanzada hace ya más de una década: dictaduras, golpes de estado, menores
victorias electorales, y el despliegue de todas las formas de intervención englobadas bajo el
paraguas de la guerra híbrida se han aplicado sin piedad sobre nosotros, y sobre nuestro
continente.

Desde modelos de “seguridad” de exportación como los impulsados por las empresas privadas
en el caribe, que envían grupos paramilitares y de mercenarios a asesinar selectivamente y a
intentar golpes de Estado como fue la Operación Gedeón en Venezuela, pasando por la
instalación de bases militares norteamericanas en nuestros territorios, o la implementación del
Narcotráfico como un método de disciplinamiento y violencia contra las y los jóvenes en los
barrios populares, para generar enormes ganancias para señores ricos de clase acomodada.
La represión estatal y paraestatal ha sido moneda corriente en nuestra región. Lo vemos en la
región mesoamericana donde cientos de líderes y lideresas comunitarias que defienden la vida,
el agua y los bienes comunes, son asesinados a diario; o en Haití, donde la violencia de las
pandillas se incrementa cada vez más con el objetivo de desestructurar el tejido popular y las
organizaciones sociales, y donde el pueblo haitiano tiene que no sólo enfrentar los altos niveles
de violencia y pobreza que trajeron consigo las llamadas “misiones humanitarias” que no
fueron otra cosa que avanzadas coloniales, sino enfrenta medidas como la construcción de un
Muro en la frontera con República Dominicana con financiamiento israelí, haciendo una herida
de inhumanidad en la rebelde isla de Quisqueya. La OEA, la ONU y la extrema derecha en
Haití son responsables de la deterioración de las condiciones de vida del pueblo haitiano que
sufre los embates de un proyecto de extrema derecha que se mantiene con el actual gobierno.

También lo vemos a diario en Colombia, donde el recrudecimiento de la guerra, la
profundización del paramilitarismo, la persecución, la criminalización y la violencia política
en contra de las y los lideres sociales y firmantes de paz en diferentes regiones del país dejan
en evidencia las consecuencias de la ambición imperialista estadounidense en nuestro
continente, donde ya ni siquiera es noticia la permanente violación de DDHH por parte de las fuerzas de seguridad, como sucedió con los medios hegemónicos durante el Paro Nacional de
2021 bajo el gobierno de Iván Duque quien continúa incumpliendo los acuerdos de paz
firmados en 2016.

El avance de la derecha fascista constituye una de nuestras principales preocupaciones, por lo
que denunciamos el avance fascista de Jair Bolsonaro en Brasil que, a través de la violencia
estatal y parapolicial, asesina militantes sociales y desangra los derechos del pueblo brasilero,
que se encuentra esperanzado con miras a lograr consolidar una victoria con Lula en octubre
de 2022. Asimismo, rechazamos los permanentes intentos de golpe contra el gobierno
democráticamente electo de Pedro Castillo en Perú, quien se enfrenta con la derecha
fujimorista y sus permanentes ofensivas antidemocráticas.

La pobreza que ha dejado el capitalismo y el imperialismo en nuestra región se ve reflejada en
la crisis migratoria que atraviesa Mesoamérica, donde masivas migraciones se dan como
consecuencia de las exclusiones, la ausencia de oportunidades, la represión de los gobiernos
autoritarios en contra de los pueblos, y el despojo de los territorios de decenas de pueblos
originarios en la región.

La independencia y la lucha por la soberanía es una de las más importantes herencias que nos
dejaron nuestros padres y madres libertadores. Por esto, denunciamos la ocupación de
Inglaterra en las Islas Malvinas y exigimos el reconocimiento de la soberanía argentina sobre
su territorio. Además de la presencia de la base militar de la OTAN más grande en el atlántico
sur. “Las Malvinas son argentinas, y son latinoamericanas”. También acompañamos el reclamo
del pueblo puertorriqueño por su independencia por su independencia de los Estados Unidos
Denunciamos la política genocida y criminal del gobierno norteamericano contra el pueblo
cubano y su Revolución, que en los últimos tres años enfrentó 243 medidas para exterminarlos.
Lo anterior se suma a la hostil política de más de 60 años de bloqueo económico, financiero y
comercial que es el principal impedimento para el desarrollo económico de este hermano país.
ALBA Movimientos reafirma, puño en alto y con el corazón hinchado, su defensa irrestricta de
la Revolución Bolivariana de Venezuela, de la Revolución Cubana, del proceso de cambio en
Bolivia, porque somos hijos e hijas de Chávez, hijos e hijas de Bolívar, hijos e hijas de Túpac
Amarú, hijos e hijas de Dessalines.

En este marco, y tras revisar, ampliar y calibrar nuestras bases históricas, reafirmamos nuestros
seis principios fundamentales: la unidad de Nuestra América y el internacionalismo; la batalla
ideológica-cultural y la descolonización; la defensa de la Madre Tierra y la soberanía de los
pueblos; la economía para el buen vivir; la democratización y construcción de poder popular;
y los feminismos populares.

A partir de estas bases, acordamos también, en esta Tercera Asamblea Continental, una serie
de prioridades y desafíos que orientarán el trabajo político de nuestra articulación durante al menos los próximos cuatro años:

• La defensa desde los pueblos de los procesos de transformación más radicales de
nuestra región, partiendo de la premisa del comandante Fidel Castro: “con la revolución
todo, contra la revolución nada”.

• La consolidación de alianzas con gobiernos progresistas, populares y de izquierda,
desde la autonomía y libertad de acción de los pueblos y sus expresiones organizativas.

• La práctica de un internacionalismo vivo, solidario y concreto, y el desafío de masificar
su práctica y conciencia en las bases de las organizaciones sindicales, campesinas,
indígenas, afrodescendientes, de mujeres, juveniles, ambientales y de todo tipo.

• El refuerzo de nuestro Sistema Continental de Formación Política, de nuestras iniciativas
comunicacionales, de nuestras campañas de solidaridad y nuestras brigadas
internacionales.

• El apoyo y el estímulo a los procesos de descolonización, aún fatalmente inconclusos,
recogiendo el legado de nuestros héroes y heroínas históricas de nuestras revolucionas
de independencia, así como la defensa de nuestra soberanía en territorios, desde las
Islas Malvinas hasta Guantánamo, desde la Isla Navaza hasta la Guayana Esequiba.

• La participación de ALBA Movimientos, en tanto articulación regional, en el seno de la
Asamblea Internacional de los Pueblos (AIP), expresión de la unidad política de los
pueblos de Asia, África, la región árabe-magrebí, Europa, Norteamérica y América
Latina y el Caribe. La integración y unidad de internacionalista de nuestra región es
condición necesaria, pero no suficiente, para hacer frente al sistema capitalista global.

• El fortalecimiento de una estructura orgánica que nos ha permitido actuar de forma
unitaria a nuestra articulación, desarrollar capítulos nacionales y priorizar la unidad en
la diversidad en iniciativas como las escuelas de formación, las campañas de
solidaridad, los procesos comunicativos, las brigadas internacionales y muchas otras.

Desde el sur del mundo, lanzamos un llamado continental a la organización y la lucha. Estamos
seguras y seguros de que, aún en tiempos difíciles, o mucho más en ellos, es tiempo de Nuestra
América, porque el tiempo de América, el tiempo de los pueblos, nunca acaba.

Fuente
https://www.nodal.am
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