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Álvaro García Linera https://www.pakitoarriaran.org/taxonomy/term/70 es Álvaro García Linera: "En América latina hay un progresismo a dos velocidades" https://www.pakitoarriaran.org/entrevistas/alvaro-garcia-linera-en-america-latina-hay-un-progresismo-dos-velocidades <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">Álvaro García Linera: "En América latina hay un progresismo a dos velocidades"</span> <div class="field field--name-field-imagen-entrevista field--type-image field--label-hidden field__item"><img src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/2022-02/Garcia%20Linera.jpg" width="550" height="300" alt="Álvaro García Linera" typeof="foaf:Image" /> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://www.pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 25/02/2022 - 10:42</span> <div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Mercedes López San Miguel y Marco Teruggi</div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline"> <div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Álvaro García Linera</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El intelectual reflexiona sobre las izquierdas de la segunda oleada y aquellas que vienen cabalgando en la rebelión social, como Chile.</p> <p>Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia e intelectual insoslayable, dijo que se le encogía un poco el corazón al rememorar las horas aciagas del golpe de Estado de 2019. Pero, al mismo tiempo, destacó el "momento heroico" de un pueblo que resistió, se sobrepuso, y apostó por la recuperación democrática con un nuevo triunfo del Movimiento al Socialismo (MAS), en 2020. "Luis Arce tiene el liderazgo político, el liderazgo social sigue siendo de Evo", afirmó García Linera sobre la convivencia de fuerzas dentro del MAS, en diálogo con el programa Una vuelta al mundo de AM 750. Y abordó diferentes temas, como los juicios contra los responsables del Golpe, el envío de armas del entonces gobierno de Mauricio Macri, la segunda oleada progresista y la perspectiva de Estados Unidos sobre América Latina en este momento.</p> <p><strong>--Evo Morales es el líder del Movimiento del Socialismo (MAS), expresidente, y Luis "Lucho" Arce gobierna en Bolivia. ¿Cómo está el proceso de cambio y cómo es la relación entre ambos y con los movimientos sociales?</strong></p> <p>--Son dos momentos distintos que dan a luz a dos liderazgos distintos. Evo viene de abajo, del mundo indígena, campesino, en momentos de grandes insurrecciones, casi de una dualidad de poderes en el sentido clásico de la teoría política en mi país, en el año 2000, 2003, 2005 y, por lo tanto, es un líder carismático con una impronta social inigualable y seguramente inigualable en las siguientes dos décadas. Y Luis es de una segunda generación de luchadores sociales, de la militancia socialista, que corresponde a este nuevo momento donde no existen las grandes insurrecciones, sino las resistencias y voluntad de recuperar la estabilidad y la reconstrucción democrática.</p> <p>Nuestro proceso político tiene una característica muy particular que es este poder de las organizaciones sociales, indígenas, campesinas y barriales. Es un poder que la gente se lo conquistó en base a insurrecciones. Luis ha llegado a ser presidente por la voluntad política y por el protagonismo político de las organizaciones sociales. Entonces, este proceso de cambio ha de existir en tanto haya fuerza política de los movimientos sociales. Va a ser débil cuando esos movimientos sociales se fragmenten o implosionen. Ahorita, sobre esta base de movimientos sociales con poder político decisional, tienes tú a un líder social y político, Evo Morales, carismático, y tienes a un líder político y gubernamental, Arce, y en este triángulo tiene que haber un conjunto de articulaciones no siempre fáciles, porque antes liderazgo social iba junto al liderazgo político. Eso era Evo cuando era presidente. Ahora el liderazgo político es Luis Arce presidente y el liderazgo social sigue siendo Evo. Y la base de ambos la representan los movimientos sociales. Es un triángulo social político muy novedoso, que hay que saberlo regular a lo largo del tiempo. Creo que en los primeros meses hubo ciertas asperezas y falta de coordinación, pero al finalizar el año 2021 se fueron creando mecanismos de articulación que son clave de lo que hemos venido haciendo estos últimos 15 años en mi país.</p> <p><strong>-- La expresidenta de facto, Jeanine Áñez, está presa y enfrenta dos causas judiciales. Se acaba de reunir con el relator de la ONU. ¿En qué situación están los juicios?</strong></p> <p>--Una de las causas contra la golpista Áñez es a partir de los actos que realizó para usurpar el poder y la otra es fundamentalmente por las masacres de Sacaba y Senkata. En mi país hubo 37 muertos de bala, jóvenes, la mayoría humildes, 500 heridos. Entonces el primer juicio va dirigido a investigar y sancionar a los responsables de esas dos masacres calificadas así por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Pero este tiene un problema: para que se ejecute el juicio se requiere la aprobación de dos tercios del Congreso. Un poco más de un tercio lo tienen los partidos golpistas y ellos antes pueden perder la vida que aceptar el juicio de responsabilidad, porque ahí entrarían todos los responsables, no solamente los que dispararon las armas y los que dieron las órdenes, sino también los responsables políticos.</p> <p>Paralelamente está el juicio “Golpe de Estado 2” en el que se juzga a Áñez como una militante de un partido minoritario que se autoproclamó con cuatro amigos como presidenta del Senado y luego presidenta del país, rodeada de dos anillos de policías armados y de militares arrodillados alrededor de la plaza sin que pueda entrar ningún diputado de la mayoría, que somos nosotros. Es ese hecho que se está juzgando, y para eso se requiere simplemente un tribunal de justicia ordinaria, que es el que está funcionando. Suponemos que en marzo o abril habrá sentencia por este caso.</p> <p>Lo central, sin embargo, las masacres, que es lo más fuerte, lo más hiriente para un país, va a requerir ir a la votación de los dos tercios, que seguramente no va a prosperar. Entonces, agotada esa instancia, yo supongo que legalmente corresponde ir a una instancia internacional ante la negativa de las fuerzas golpistas.</p> <p><strong>--Se reveló que el gobierno del expresidente Mauricio Macri envió armamento a Bolivia para apoyar a los golpistas, ¿qué piensa sobre ese hecho?</strong></p> <p>-- Estoy muy entristecido por este nefasto y vergonzoso episodio en el que lamentablemente estuvo involucrado del gobierno de Argentina. El expresidente de nuestra hermana República, de mis hermanos de Argentina, tomó la decisión primero de impedir que el avión que Evo necesitaba para salir a México pasara por territorio argentino,. Nos tuvo que dar autorización el gobierno del señor Abdo en Paraguay, otro conservador, pero que tuvo una actitud pulcra en términos de decisión política y democrática (N.de la R: Mario Abdo Benítez).</p> <p>El señor Macri no solamente nos impidió que pasáramos por territorio argentino, sino que estaba ya instruyendo mandar fuerzas policiales y militares argentinas sin autorización congresal. Eso es un delito, en Bolivia no puede entrar tropa armada a Bolivia sin autorización del Congreso. Y el señor Macri tramitó sin autorización del Congreso de Bolivia y con el apoyo de los militares y los policías golpistas, el ingreso de tropas supuestamente para proteger su embajada cuando no había ningún riesgo con la embajada porque había que proteger a los tribunales electorales que estaban siendo quemados por la gente de Carlos Mesa. El Congreso no autorizó esa entrada de personal armado a Bolivia y encima mandaron cargamentos, cargamentos de munición letal, no mandaron medicinas o alimentos, que es lo que sucede en estos casos.</p> <p>Uno pensaba que esas cosas no iban a repetirse en el continente y se repitieron, esperemos que haya sanción aquí en Bolivia y Argentina. Lo contrapunteo con la actitud es un presidente demócrata que en el mismo avión Hércules que llegaron los gases lacrimógenos y los balines y la carga de muerte que llegó a Bolivia en el 2019, mandó carga de vida con vacunas, mandó vacunas, es decir salvar la vida. Esa es la actitud de un gobierno demócrata, de un gobierno comprometido hasta el tuétano con los derechos civiles de las personas.</p> <p><strong>-- Usted ha señalado que América latina está atravesando una “segunda oleada progresista”. Y que Chile va por la primera oleada....</strong></p> <p>--Estamos viviendo en el continente una segunda oleada de gobiernos progresistas:  México y Perú por primera vez, Argentina, Bolivia y Honduras, por segunda vez. Y esperemos que Colombia por primera vez y Brasil por segunda. En el caso de Chile, la victoria de Gabriel Boric viene sobre hombros de rebelión, y eso marca una distancia, una diferencia, porque una rebelión social abre los marcos de entendimiento a las personas, las posibilidades, la capacidad de arriesgarse. Entonces las posibilidades de acción, de horizonte, de decisiones gubernamentales es más amplia, es más potente que en aquellos lugares donde se recupera la democracia y el progresismo, pero solamente de manera electoral y no callejera.</p> <p>Aquí va a haber una velocidad, va a haber un progresismo de dos velocidades, aquellos que llegan al gobierno meramente por la victoria electoral, más moderado, porque el tiempo también es moderado, y aquellos que vienen cabalgando en la rebelión social, cuya posibilidad de decisiones puede ser más radical o más transformadora. Me atrevo a decir que lo mismo podría pasar en Colombia si hay una victoria de Petro en el mes de mayo. Él viene cabalgando una gran rebelión todo el año 2021 que le abre horizontes de decisión mucho más, más potentes, más radicales que a los que están en la segunda oleada progresista continental. Es muy difícil que esta segunda oleada tenga la duración de la primera, que duró casi 14 años. Es más probable que estemos entre progresismo, conservadurismo, progresismo, conservadurismo por un tiempo. Son las características de este tiempo que he denominado liminal, marcado por mucha incertidumbre.</p> <p><strong>--¿Cuál es la importancia que le asigna Estados Unidos a América Latina en este momento histórico?</strong></p> <p>--No somos la prioridad de Estados Unidos, nunca lo fuimos, pero estamos en su foco de atención. Un imperio mira el mundo, no es ciego, distribuye jerarquías. Evidentemente el principal problema de Estados Unidos es China. En Ucrania está la idea de expandir la OTAN y sus misiles atómicos a las puertas de Moscú, pero su problema es China, y lo ha dicho Biden, y de la Unión Europea. China es el contendiente estratégico de ambos, eso es un reto frente al ocaso del viejo imperialismo europeo que no tiene dientes y el ocaso del imperialismo norteamericano que todavía tiene fuerza militar y que tiene una potencia más poderosa del mundo, pero económicamente está en declive. Desde la señora Clinton en el año 2014 hablaron del pivote asiático, de la importancia de tener presente a Asia para impedir este expansionismo inevitable de otra potencia como es China. Entonces ahí están sus principales fuerzas, sus principales preocupacione y decisiones.</p> <p>Sin embargo, el continente forma parte de esta batalla, porque lo que está haciendo China es irradiar su presencia económica a donde pueda, la ruta de la Seda desde China hasta Italia y su presencia en África y en América Latina, porque China se ha convertido en un prestamista de emergencia sin condición y todos los países necesitamos dinero. Y China, que presta dinero para sus obras públicas no te coloca condiciones de que cambies ministros, votes en la OEA o en la ONU o a favor de él, simplemente te presta dinero porque necesita expandir su infraestructura productiva y política. Y eso les alarma a los norteamericanos. Por eso sus antenas si bien están concentradas fundamentalmente en China y el pivote asiático, están también expandiendo su preocupación al continente.  El golpe de Estado en Bolivia ha tenido la incidencia del Departamento de Estado norteamericano y del señor Claver-Carone, que ahora está dirigiendo el BID, y es el hombre que ha hecho un seguimiento personalizado de la aventura golpista en Bolivia. Eran tiempos de Trump, pero igual había un interés de buscar recuperar influencia, y ya que no puede tener influencia económica muy fuerte que no sea de manera indirecta a través del FMI, y no puede competir con los créditos de China, va a intentar presionar política y militarmente al continente.</p> </div>Fri, 25 Feb 2022 14:42:25 +0000Zamora2280 at https://www.pakitoarriaran.org La segunda oleada progresista latinoamericana https://www.pakitoarriaran.org/articulos/la-segunda-oleada-progresista-latinoamericana <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">La segunda oleada progresista latinoamericana</span> <div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above"> <div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/2021-12/bolivianos.jpg" width="550" height="300" alt="En Caracollo, partidarios del gobierno boliviano participaron en la Marcha por la Patria el martes pasado.Foto Ap " typeof="foaf:Image" /> </div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://www.pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Jue, 02/12/2021 - 13:11</span> <div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above"> <div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Álvaro Garcia Linera</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>El mundo está atravesando una transición política-económica estructural. El viejo consenso globalista de libre mercado, austeridad fiscal y privatización que encandiló a la sociedad mundial durante 30 años, hoy se ve cansado y carece de optimismo ante el porvenir. La crisis económica de 2008, el largo estancamiento desde entonces, pero principalmente el lockdown de 2020 han erosionado el monopolio del horizonte predictivo colectivo que legitimó el neoliberalismo mundial. Hoy, otras narrativas políticas reclaman la expectativa social: flexibilización cuantitativa para emitir billetes sin límite; Green New Deal, proteccionismo para relanzar el empleo nacional, Estado fuerte, mayor déficit fiscal, más impuestos a las grandes fortunas, etc., son las nuevas ideas-fuerza que cada vez son más mencionadas por políticos, académicos, líderes sociales y la prensa del mundo entero. Se desvanecen las viejas certidumbres imaginadas que organizaron el mundo desde 1980, aunque tampoco hay nuevas que reclamen con éxito duradero el monopolio de la esperanza de futuro. Y mientras tanto, en esta irresolución de imaginar un mañana más allá de la catástrofe, la experiencia subjetiva de un tiempo suspendido carente de destino satisfactorio agobia el espíritu social.</p> <p>América Latina se adelantó a estas búsquedas mundiales hace más de una década. Los cambios sociales y gubernamentales en Brasil, Venezuela, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, dieron cuerpo a esta "primera oleada" de gobiernos progresistas y de izquierda que se plantearon salir del neoliberalismo. Más allá de ciertas limitaciones y contradicciones, el progresismo latinoamericano apostó a unas reformas de primera generación que logró tasas de crecimiento económico entre 3 y 5 por ciento, superiores a las registradas en tiempos anteriores. Paralelamente, se redistribuyó de manera vigorosa la riqueza, lo que permitió sacar de la pobreza a 70 millones de latinoamericanos y de la extrema pobreza a 10 millones. La desigualdad cayó de 0.54 a 0.48, en la escala de Gini y se aplicó un incremento sostenido del salario y de los derechos sociales de los sectores más vulnerables de la población que inclinó la balanza del poder social en favor del trabajo. Algunos países procedieron a ampliar los bienes comunes de la sociedad mediante la nacionalización de sectores estratégicos de la economía y, como en el caso de Bolivia, se dio paso a la descolonización más radical de la historia, al lograr que los sectores indígena-populares se constituyan en el bloque de dirección del poder estatal.</p> <p>Esta primera oleada progresista que amplió la democracia con la irrupción de lo popular en la toma de decisiones, se sostuvo sobre un flujo de grandes movilizaciones sociales, descrédito generalizado de las políticas neoliberales, emergencia de liderazgos carismáticos portadores de una mirada audaz del futuro y un estado de estupor de las viejas élites gobernantes.</p> <p>La segunda oleada progresista</p> <p>La primera oleada del progresismo latinoamericano comenzó a perder fuerza a mediados de la segunda década del siglo XXI, en gran parte, por cumplimiento de las reformas de primera generación aplicadas.</p> <p>El progresismo cambió la tasa de participación del excedente económico en favor de las clases laboriosas y el Estado, pero no la estructura productiva de la economía. Esto inicialmente le permitió transformar la estructura social de los países mediante la notable ampliación de las "clases medias", ahora con mayoritaria presencia de familias provenientes de sectores populares e indígenas. Pero la masificación de "ingresos medios", la extendida profesionalización de primera generación, el acceso a servicios básicos y vivienda propia, etc., modificó no sólo las formas organizativas y comunicaciones de una parte del bloque popular, sino también su subjetividad aspiracional. Incorporar estas nuevas demandas y darle sostenibilidad económica en el marco programático de mayor igualdad social, requería modificar el modo de acumulación económica y las fuentes tributarias de retención estatal del excedente.</p> <p>La incomprensión en el progresismo de su propia obra y la tardanza en plantarse los nuevos ejes de articulación entre el trabajo, el Estado y el capital, dieron paso desde 2015 a un regreso parcial del ya enmohecido programa neoliberal. Pero, inevitablemente, este tampoco duró mucho. No había novedad ni expansivo optimismo en la creencia religiosa en el mercado, sólo un revanchismo enfurecido de un "libre mercado" crepuscular que desempolvaba lo realizado en los años 90 del siglo XX: volver a privatizar, a desregular el salario y concentrar la riqueza.</p> <p>Ello dio pie a la segunda oleada progresista que desde 2019 viene acumulando victorias electorales en México, Argentina, Bolivia, Perú y extraordinarias revueltas sociales en Chile y Colombia. Esto enmudeció esa suerte de teleología especulativa sobre el "fin del ciclo progresista". La presencia popular en la historia no se mueve por ciclos, sino por oleadas. Pero claro, la segunda oleada no es la repetición de la primera. Sus características son distintas y su duración también.</p> <p>En primer lugar, estas nuevas victorias electorales no son fruto de grandes movilizaciones sociales catárticas que por su sola presencia habilitan un espacio cultural creativo y expansivo de expectativas transformadoras sobre las que puede navegar el decisionismo gubernamental. El nuevo progresismo resulta de una concurrencia electoral de defensa de derechos agraviados o conculcados por el neoliberalismo enfurecido, no de una voluntad colectiva de ampliarlos, por ahora. Es lo nacional-popular en su fase pasiva o descendente.</p> <p>Es como si ahora los sectores populares depositaran en las iniciativas de gobierno el alcance de sus prerrogativas y dejaran, de momento, la acción colectiva como el gran constructor de reformas. Ciertamente, el "gran encierro" mundial de 2020 ha limitado las movilizaciones, pero curiosamente no para las fuerzas conservadoras o sectores populares allí donde no hay gobiernos progresistas, como Colombia, Chile y Brasil.</p> <p>Una segunda característica del nuevo progresismo es que llega al gobierno encabezado por liderazgos administrativos que se han propuesto gestionar de mejor forma en favor de los sectores populares, las vigentes instituciones del Estado o aquellas heredadas de la primera oleada; por tanto, no vienen a crear unas nuevas. Dicho de otra manera, no son liderazgos carismáticos, como en el primer progresismo que fue dirigido por presidentes que fomentaron una relación efervescente, emotiva con sus electores y disruptivas con el viejo orden. Sin embargo, la ausencia de "relación carismática" de los nuevos líderes no es un defecto sino una cualidad del actual tiempo progresista, pues fue por esa virtud que fueron elegidos por sus agrupaciones políticas para postularse al gobierno y, también, por lo que lograron obtener la victoria electoral. En términos weberianos, es la manera específica en que se rutiniza el carisma, aunque la contraparte de ello será que ya no puedan monopolizar la representación de lo nacional-popular.</p> <p>En tercer lugar, el nuevo progresismo forma ya parte del sistema de partidos de gobierno, en cuyo interior lucha por ser dirigente. Por tanto, no busca desplazar el viejo sistema político y construir uno nuevo como en la primera época, lo que entonces le permitió objetivamente enarbolar las banderas del cambio y de la transgresión por exterioridad al "sistema tradicional". Lo que ahora se proponen es estabilizarlo preservando su predominancia, lo que los lleva a una práctica moderada y agonista de la política.</p> <p>En cuarto lugar, la nueva oleada progresista tiene al frente a unos opositores políticos cada vez más escorados hacia la extrema derecha. Las derechas políticas han superado la derrota moral y política de la primera oleada progresista y, aprendiendo de sus errores, ocupan las calles, las redes y levantan banderas de cambio.</p> <p>Han cobrado fuerza social mediante implosiones discursivas reguladas que las ha llevado a enroscarse en discursos antiindígena, antifeminista, antiigualitarista y anti-Estado. Abandonando la pretensión de valores universales, se han refugiado en trincheras o cruzadas ideológicas. Ya no ofrecen un horizonte cargado de optimismo y persuasión, sino de revancha contra los igualados y exclusión de quienes se considera son los culpables del desquiciamiento del viejo orden moral del mundo: los "populistas igualados", los "indígenas y cholos con poder", las mujeres "soliviantadas", los migrantes pobres, los comunistas redivivos…</p> <p>Esta actual radicalización de las derechas neoliberales no es un acto de opción discursiva, sino de representación política de un notable giro cultural en las clases medias tradicionales, con efecto en sectores populares. De una tolerancia y hasta simpatía hacia la igualdad hace 15 años atrás, la opinión pública construida en torno a las clases medias tradicionales ha ido girando hacia posiciones cada vez más intolerantes y antidemocráticas ancladas en el miedo. Las fronteras de lo decible públicamente han mutado y el soterrado desprecio por lo popular de años atrás ha sido sustituido por un desembozado racismo y anti-igualitarismo convertidos en valores públicos.</p> <p>La melancolía por un antiguo orden social abandonado y el miedo a perder grandes o pequeños privilegios de clase o de casta ante la avalancha plebeya han arrojado a estas clases medias a abrazar salvacionismos político-religiosos que prometen restablecer la autoridad patriarcal en la familia, la inmutabilidad de las jerarquías de estirpe en la sociedad y el mando de la propiedad privada en la economía ante un mundo incierto que ha extraviado su destino. Es un tiempo de politización reaccionaria, fascistoide, de sectores tradicionales de la clase media</p> <p>Y finalmente, en quinto lugar, el nuevo progresismo afronta no sólo las consecuencias sociales del "gran encierro" planetario que 2020 desplomó la economía mundial sino, en medio de ello, el agotamiento de las reformas progresistas de primera generación.</p> <p>Esto conlleva una situación paradojal de unos liderazgos progresistas para una gestión de rutina en tiempos de crisis económicas, médicas y sociales extraordinarias.</p> <p>Pero, además, globalmente se está en momentos de horizontes minimalistas o estancados: ni el neoliberalismo en su versión autoritaria logra superar sus contradicciones para irradiarse nuevamente ni los diversos progresismos logran consolidarse hegemónicamente. Esto hace prever un tiempo caótico de victorias y derrotas temporales de cada una de estas u otras opciones.</p> <p>Sin embargo, la sociedad no puede vivir indefinidamente en la indefinición de horizontes predictivos duraderos. Más pronto que tarde, de una u otra manera, las sociedades apostarán por una salida, la que sea. Y para que el porvenir no sea el desastre o un oscurantismo planetario con clases medias rezando por "orden" a la puerta de los cuarteles como en Bolivia, el progresismo debe apostar a producir un nuevo programa de reformas de segunda generación que, articuladas en torno a la ampliación de la igualdad y la democratización de la riqueza, propugne una nueva matriz productiva para el crecimiento y bienestar económicos.</p> <p>Pero, además, con ello, ayudar a impulsar un nuevo momento histórico de reforma moral e intelectual de lo nacional-popular, de hegemonía cultural y movilización colectiva, hoy ausentes, sin los cuales es imposible imaginar triunfos políticos duraderos.</p> <p>*Fragmentos del discurso pronunciado en la Universidad Nacional de La Rioja, Argentina, al recibir el nombramiento de doctor honoris causa, el 5 de noviembre pasado.</p> </div>Thu, 02 Dec 2021 17:11:34 +0000Zamora2161 at https://www.pakitoarriaran.org "Curva de Elefante" y clase media https://www.pakitoarriaran.org/articulos/curva-de-elefante-y-clase-media <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">"Curva de Elefante" y clase media </span> <div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above"> <div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/Articulos/alvaro-garcia-linera.jpg" width="550" height="300" alt="Álvaro García Linera" typeof="foaf:Image" /> </div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://www.pakitoarriaran.org/user/1" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Bolivar</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Mié, 15/01/2020 - 19:46</span> <div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above"> <div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Álvaro García Linera</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Thomas Piketty en su último libro, Ideología y Capital[1], retoma una gráfica de Milanovic[2] para representar las desigualdades en el mundo en las últimas décadas. Lo notable de esa curva que mide los ingresos de la población es que toma la forma de una “curva de elefante”. Los primeros deciles, que abarca a las personas del planeta más pobres, han experimentado un crecimiento porcentual notable de su capacidad adquisitiva. Los deciles intermedios, es decir los “sectores medios” han tenido un aumento, pero moderado, en tanto que el decil superior, especialmente el 1% más rico, ha experimentado un crecimiento exponencial de sus ingresos, tomando la forma de una pronunciada trompa.</p> <p>Salvando las diferencias históricas y numéricas es posible también representar la distribución de los ingresos en Bolivia desde el año 2006 al 2018 como una “curva de elefante” moderada.</p> <p>Según el INE, entre el año 2006 y el 2018 el 33% de los bolivianos anteriormente pobres alcanzaron ingresos medios (entre 5 y 50 USD/día), pasando de 3,3 a 7 millones. El salario mínimo del país, recibido por la mayoría de los asalariados, subió de 440 Bs. a 2.122 Bs (de 55 a 303 dólares, es decir 550%)[3]. Como señala el Banco Mundial, Bolivia fue la nación que más favoreció en la última década – con distintas políticas redistributivas- los ingresos del 40% de la población vulnerable, en promedio 11% anual[4]; por lo que está claro que la primera parte de la curva de Piketty está verificada.</p> <p>Las clases altas por su parte, después de la nacionalización de los hidrocarburos, electricidad agua y telecomunicaciones, han tenido también un notable crecimiento de sus ingresos. La rentabilidad anual de la banca ha saltado de 21 a 208 millones anuales. Los productores mineros privados y la agroindustria han pasado de exportar 794 y 160 millones de dólares en el 2006, a 4001 y 434 en el 2018. Por su parte, el monto global de la ganancia registrada del sector empresarial ha pasado de 6.700 el 2005 a 29.800 millones el 2018, un 440% más. Ello verifica la trompa de la curva, pero con una diferencia respecto a lo que sucedió nivel mundial: una reducción drástica de la desigualdad entre el 10% más rico con respecto al 10% más pobre que se redujo de 128 veces a 46[5], fruto de las cargas impositivas a las empresas (Goverment Take gasífero del 80%, bancario del 50% y minero del 35/40 %), por lo que debemos hablar de una trompa de elefante recortada o moderada.</p> <p>Lo que falta ahora es saber qué pasó con el sector medio de la sociedad.</p> <p><strong>Las clases medias tradicionales</strong></p> <p>Se trata de un sector social muy diverso en oficios y propiedad formado después de la revolución de 1952 con los retazos de la vieja oligarquía derrotada, aunque cohesionada en torno al reciclado sentido común de un mundo racializado en su orden y lógica de funcionamiento. Son profesionales de segunda generación, cuperos, oficinistas, oficiales uniformados, intermediarios comerciales del Estado, pequeños empresarios ocasionales, exlatifundistas, propietarios de inmuebles alquilados, políticos de oficio, etc.</p> <p>A primera vista han tenido un incremento en sus ingresos y en el valor de sus bienes inmuebles. La tasa de crecimiento de la economía en 14 años, en promedio 5% anual, ha favorecido en general a toda la sociedad. Pero mientras las clases plebeyas tuvieron un incremento de sus ingresos en al menos un 11% cada año, los asalariados más pobres lo hicieron en un 500% en 13 años. En el caso de los salarios altos, el presidente Evo estableció como remuneración máxima el salario presidencial, que se redujo de 45.000 Bs. a 15.000; y en 13 años sólo subió a 22.000, es decir, un 46%. Ello llevó a que los ingresos de los profesionales con cargos más altos tengan que apretarse como acordeón por debajo del techo presidencial.</p> <p>Así, mientras la economía nominalmente pasaba de 9.500 a 41.000 millones de dólares (un aumento del 430%), las clases medias profesionales sólo lograban un incremento del 80% del salario promedio básico. Para las nuevas clases medias populares ascendentes era una gran conquista de igualdad, pero para las tradicionales posiblemente un agravio, tanto mayor si el sinfín de oenegés formadas para combatir la pobreza y dar trabajo bien remunerado a numeroso consultores de “apellido”, quedaban anacrónicas y sin financiamiento externo por ser un país que en una década pasó de ser una sociedad de desarrollo humano bajo a medio y, finalmente, alto[6].</p> <p>Los propietarios de bienes inmuebles tampoco sufrieron una depreciación de sus propiedades, ni mucho menos una expropiación; pero el riguroso control de la inflación que ejerció el Gobierno (alrededor del 5,4%, en promedio, en los últimos 13 años) y la gigantesca política de fomento a la construcción de viviendas -a través cientos de miles viviendas estatales donadas y la obligatoriedad de crédito bancario a la construcción de vivienda a una tasa de interés del 6%- llevó a una amplia oferta que atemperó el aumento de los precios de las viviendas en un tope no mayor al 80% en toda una década.</p> <p>De esta manera, las clases medias tradicionales tuvieron un incremento moderado de sus ingresos, porcentualmente mucho menor que el de las clases populares y las clases altas, lo que completa la parte baja de la “curva de elefante” de las desigualdades nacionales.</p> <p>Si a ello sumamos que, en este mismo tiempo, a los 3 millones de personas de “ingresos medios” que ya existían el 2005 se agregaron otros 3,7 millones resulta que, de un día al otro, para un puesto laboral donde había 3 ofertantes, ahora habrá 6, llevando a una devaluación de facto del 50% de las oportunidades de la clase media tradicional.</p> <p>Esta “devaluación” de la condición social de la clase media se vuelve tanto más visible si ampliamos la forma de medir los bienes de las clases sociales a otros componentes más allá de los ingresos monetarios y el patrimonio, como el capital social, cultural y simbólico. De hecho, esta es una de las primeras críticas que se hace a las 1.200 páginas del libro de Piketty. Por cuestiones de espacio sólo nos detendremos en las redes de influencia sobre el Estado y el capital étnico.</p> <p>Toda sociedad moderna tiene mecanismos formales e informales de regulación de influencias sociales sobre las decisiones estatales. Ya sea para debatir leyes, defender intereses sectoriales, ampliación de derechos, acceso a información relevante, puestos laborales, contratación de obras, créditos, etc., los partidos pero también los lobbys profesionales, los estudios de abogados, las redes familiares funcionan como herramientas de incidencia sobre acciones estatales. En el caso de Bolivia, hasta hace 14 años los “apellidos notables”, los vínculos familiares, los círculos de promoción estudiantil, las fraternidades y las amistades de residencia gatillaban una economía de favores en el aparato estatal.</p> <p><img alt="" data-entity-type="" data-entity-uuid="" height="784" src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/2020-01/curva-elefante.png" width="1536" /></p> <p>Se trataba de ofrecimientos y privilegios tanto más naturalizados si estaban validados por la evidencia de la etnicidad legitima desindianizada. Un apellido siempre ha sido un certificado de “honorabilidad” y, a falta de ello, el paso por determinados colegios, universidades privadas, lugares de esparcimiento o pertenencia a una logia desempeñaban el resorte de parcial blanqueamiento social.</p> <p>Ya sea en gobiernos militares o neoliberales siempre había una lógica implícita de los privilegios estatales y de los lugares preestablecidos, social y geográficamente, que las personas debían ocupar. Eran espacios de clase y de etnicidad; y en la redundancia asociada de esas dos clasificaciones radicaba la fuerza incontrastable de los roles sociales.</p> <p>Por eso cuando el “proceso de cambio” introduce otros mecanismos colectivos de intermediación eficiente hacia el Estado, las certezas seculares del mundo de la clase media tradicional se conmocionan y escandalizan. La alcurnia, la blanquitud y la logia, incluidas su retórica y su estética, son expulsadas por el vínculo sindical y colectivo. Las grandes decisiones de inversión, las medidas públicas importantes y las leyes relevantes ya no se resuelven en el tennis club con gente de sweaters blancos, sino en atestadas sedes sindicales frente a manojos de hojas de coca.</p> <p>La liturgia colectiva sustituye la ilusión del mérito: el 80% de los alcaldes han sido elegidos por los sindicatos; el 55% de los asambleístas nacionales y el 85% de los departamentales provienen de alguna organización social. Los puestos laborales en la administración pública, las contrataciones de obras pequeñas, la propia atención ministerial requiere el aval de algún sindicato urbano o rural. Hasta la “servidumbre doméstica”, vieja herencia colonial del sometimiento de las mujeres indígenas, ahora impone derechos laborales y de trato dignos. Los indios “están alzados”, y la indianitud anteriormente arrojada como estigma o veto al reconocimiento ahora es un plus que se exhibe para decir quién tiene el poder y es capaz de ser atendido en los ministerios.</p> <p>En todo ello hay una inversión de la polaridad del capital étnico: del indio discriminado se pasa al indio empoderado que indirectamente ha de llevar a que la blanquitud de apellido, piel, vestimenta, lenguaje o pose pierda su antiguo valor. Si antes podía ser enarbolada para dar lugar a una economía de equivalencias con dinero o prácticos reconocimientos estatales, ahora no valen nada o, peor aún, tienen un valor negativo. De esta forma también un componente del capital total de las clases medias tradicionales ha de verse abruptamente depreciado, incidiendo en su menor retención de la masa de los bienes sociales disponibles.</p> <p>Ante esta hecatombe del viejo orden en el que los seculares blasones de piel se desploman, las fronteras geográficas del lugar de las clases sociales se desdibujan y los colores y olores del entorno se ponen caóticos; como si la naturaleza enloqueciera. La plebe anteriormente arrinconada a las villas y anillos periféricos invade los barrios de las “clases bien”, comprando y alquilando domicilios vecinos. Las universidades se llenan de hijos de obreros y campesinos. Los exclusivos shoppings se vulgarizan con las familias populares que traen sus costumbres de cargar su comida en aguayo y meterse a los jardines de los prados. Y las oficinas, antes llenas de traje, corbata y falda tubo, ahora están atravesados por ponchos, chamarras y polleras.</p> <p>Para la clase media es el declive del individuo frene al colectivo, del “buen gusto” frente al cholaje que lo envuelve todo y en todas partes. Hasta las clases altas, más hábiles en entender el nuevo relato social, se agrupan también como gremio y se vuelven diestras en las puestas en escena corporativas. Al fin y al cabo ellos son gente de negocio y no tanto especialista del simulacro del tener o saber.</p> <p>Pero la clase media tradicional no. La apariencia siempre ha sido un estilo de clase, pero ahora no le da réditos. Otras apariencias más cobrizas, otros hábitos e incluso otros lenguajes ahora desplazan lo que siempre consideró un derecho hereditario. Y antes que racionalizar el hecho histórico prefiere ahogarse en las emociones de una decadencia social inconsulta. El resultado será un estado de resentimiento de clase que será irradiado hasta sus hijos y nietos. Por eso su consigna preferida en las calles es “resistencia”. Se trata de resistir la caída del viejo mundo estamental que prefiere encostrarse y exacerbarse antes que diluirse. El fascismo y el racismo de esta clase media se presenta como el feroz estallido de una clase resentida con la historia y la igualdad.</p> <p>Así, más que una querella por los bienes no adquiridos, la rebelión de la clase media tradicional es un rencor encolerizado por lo que considera un desorden moral del mundo, de los lugares que la gente debiera ocupar y de la distribución de reconocimientos que por tradición les debiera llegar.</p> <p>Por eso el odio es el lenguaje de una clase envilecida que no duda en calificar como “salvajes” al cholaje que la está desplazando. De ahí que, si antes se escandalizaba por la retardación de justicia ante la violencia intrafamiliar de un diputado oficialista, ahora le parece justificable que paramilitares escupan y apaleen a mujeres indígenas que vienen desde sus comunidades a “invadir” con su suciedad la ciudad. Si antes denunciaban en todos los foros del mundo la “masacre” de Chapariña, donde fuerzas policíacas detuvieron una marcha sin provocar muertos, no dudan en pasar la página sin el menor atisbo de preocupación por las 33 muertes a bala en los días del pasado noviembre.</p> <p>Aseguran que eran terroristas y se lo merecían. Si antes pontificaban en sendos editoriales el antidemocrático desconocimiento del voto popular del referéndum del 2015, ahora les resulta lo más democráticamente saludable que una golpista posesionada por un general y un partido que solo obtuvo el 4,5% del electorado en las últimas elecciones, gobierne por cerca un año asesinando pobladores humildes, amenazando periodistas, persiguiendo con una jauría de fiscales a quien se atreva a criticar los argumentos de la “pacificación”.</p> <p>Y es que al final no se puede ganar impunemente la lucha contra la desigualdad. Siempre tendrá un costo social y moral para los menos; pero te lo cobrarán.</p> <p>Esta es también una de las preocupaciones de Piketty en su libro, pues está dando lugar a un surgimiento de un tipo de populismo de derechas y de fascismo asentado en la insatisfacción de estos sectores mundiales medios con nulo o bajo crecimiento de sus ingresos. Y, en el caso de Bolivia, a un tipo de neofascismo con envoltura religiosa.</p> <p>----</p> <p><strong>Notas</strong></p> <p>[1] Piketty, Thomas, Capital e Ideología. Paidós, Argentina, 2019.</p> <p>[2] Milanovic, Branco, Desigualdades Mundiales, Un nuevo enfoque para la era de la globalización, Fondo de Cultura Económica, México, 2017,</p> <p>[3] Informe del Presidente Evo Morales Ayma ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, 6 de Agosto de 2019.Banc</p> <p>[4] Word Bank Group, Piecing Together Poverty Puzzle, 2018,</p> <p>[5] Inform del Presidente, op.cit</p> <p>[6] PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano 2019.</p> <p>www.celag.org</p> </div>Wed, 15 Jan 2020 23:46:12 +0000Bolivar759 at https://www.pakitoarriaran.org El odio al indio https://www.pakitoarriaran.org/articulos/el-odio-al-indio <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden">El odio al indio</span> <div class="field field--name-field-imagen-articulos field--type-image field--label-above"> <div class="field__label">Imagen</div> <div class="field__item"><img src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/2019-11/Alvaro%20Garcia%20Linera%281%29.jpg" width="550" height="300" alt="Álvaro García Linera" typeof="foaf:Image" /> </div> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://www.pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Lun, 18/11/2019 - 12:28</span> <div class="field field--name-field-autor-articulos field--type-string field--label-above"> <div class="field__label">Autor</div> <div class="field__item">Álvaro García Linera</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Como una espesa niebla nocturna, el odio recorre vorazmente los barrios de las clases medias urbanas tradicionales de Bolivia. Sus ojos rebalsan de ira. No gritan, escupen; no reclaman, imponen. Sus cánticos no son de esperanza ni hermandad, son de desprecio y discriminación contra los indios. Se montan en sus motos, se suben a sus camionetas, se agrupan en sus fraternidades carnavaleras y universidades privadas y salen a la caza de indios alzados que se atrevieron a quitarles el poder.</p> <p>En el caso de Santa Cruz, organizan hordas motorizadas 4x4 con garrote en mano para escarmentar a los indios, que los llaman collas y que viven en los barrios marginales y en los mercados. Cantan consignas de que hay que "matar collas", y si en el camino se les cruza alguna mujer de pollera, la golpean, la amenazan y la conminan a irse de su territorio. En Cochabamba organizan convoyes para imponer la supremacía racial en la zona sur, donde viven las clases menesterosas, y cargar como si fuera un destacamento de caballería sobre miles de mujeres campesinas indefensas que marchan pidiendo paz. Llevan en la mano bates de beisbol, cadenas, granadas de gas, algunos exhiben armas de fuego. La mujer es su víctima preferida, agarran a una alcaldesa de una población campesina, la humillan, la arrastran por la calle, le pegan, la orinan cuando cae al suelo, le cortan el cabello, la amenazan con lincharla y cuando se dan cuenta que son filmados deciden echarle pintura roja simbolizando lo que harán con su sangre.</p> <p>En La paz sospechan de sus empleadas y no hablan cuando ellas traen la comida a la mesa, en el fondo les temen, pero también las desprecian. Más tarde salen a las calles a gritar, insultan a Evo y en él a todos estos indios que osaron construir democracia intercultural con igualdad. Cuando son muchos arrastran la wiphala, la bandera indígena, la escupen, la pisan la cortan, la queman. Es una rabia visceral que se descarga sobre este símbolo de indios al que quisieran extinguir de la tierra junto con todos los que se reconocen en ella.</p> <p>El odio racial es el lenguaje político de esta clase media tradicional. De nada sirven sus títulos académicos, viajes y fe; porque al final todo se diluye ante el abolengo. En el fondo la estirpe imaginada es más fuerte y parece adherida al lenguaje espontáneo de la piel que odia, de los gestos viscerales y de su moral corrompida.</p> <p>Todo explotó el domingo 20 cuando Evo Morales ganó las elecciones con más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo, pero ya no con la inmensa ventaja de antes ni el 51 por ciento de los votos. Fue la señal que estaban esperando las fuerzas regresivas agazapadas, desde el timorato candidato opositor liberal, las fuerzas políticas ultraconservadoras, la OEA y la inefable clase media tradicional. Evo había ganado nuevamente, pero ya no tenía 60 por ciento del electorado, y entonces estaba más débil y había que ir sobre él. El perdedor no reconoció su derrota. La OEA habló de elecciones limpias, pero de una victoria menguada y pidió segunda vuelta, aconsejando ir contra la constitución que señala que si un candidato tiene más de 40 por ciento de los votos y más de 10 puntos de diferencia sobre el segundo es el candidato electo.</p> <p>Y la clase media se lanzó a la cacería de los indios. En la noche del lunes 21 se quemaron cinco de los nueve órganos electorales, incluidas papeletas de sufragio. La ciudad de Santa Cruz decretó un paro cívico que articuló a los habitantes de las zonas centrales de la ciudad, ramificándose el paro a las zonas residenciales de La Paz y Cochabamba. Y entonces se desató el terror.</p> <p>Bandas paramilitares comenzaron a asediar instituciones, a quemar sedes sindicales, a incendiar los domicilios de candidatos y líderes políticos del partido de gobierno, al final hasta el propio domicilio privado del presidente sería saqueado; en otros lugares, las familias, incluidos hijos, fueron secuestrados y amenazados de ser flagelados y quemados si es que su padre ministro o dirigente sindical no renunciaba a su cargo. Se había desatado una dilatada noche de cuchillos largos y el fascismo asomaba las orejas.</p> <p>Cuando las fuerzas populares movilizadas para resistir este golpe civil comenzaron a retomar el control territorial de las ciudades con la presencia de obreros, trabajadores mineros, campesinos, indígenas y pobladores urbanos y el balance de la correlación de fuerzas se estaba inclinando del lado de las fuerzas populares, vino el motín policial.</p> <p>Los policías habían mostrado durante semanas una indolencia e ineptitud para proteger a la gente humilde cuando eran golpeados y perseguidos por bandas fascistoides; pero a partir del viernes, con el desconocimiento del mando civil, muchos de ellos mostrarían una extraordinaria habilidad para agredir, detener, torturar y matar a manifestantes populares. Claro, antes había que contener a los hijos de la clase media, y supuestamente no tenían capacidad, pero ahora que se trataba de reprimir a indios revoltosos, el despliegue, prepotencia y saña represiva fue monumental. Lo mismo sucedió con las Fuerzas Armadas. Durante toda nuestra gestión de gobierno nunca permitimos que salieran a reprimir manifestaciones civiles, ni aún durante el primer golpe de Estado cívico de 2008. Ahora, en plena convulsión y sin que alguien preguntara nada, dijeron que no tenían elementos antidisturbios, que apenas tenían 8 balas por integrante y que para hacerse presentes en la calle de manera disuasiva se requería un decreto presidencial. No obstante no dudaron en pedir-imponer al presidente Evo su renuncia, rompiendo el orden constitucional; hicieron lo posible para intentar secuestrarlo cuando se dirigía y estaba en el Chapare; y cuando se consumó el golpe, salieron a las calles a disparar miles de balas, a militarizar las ciudades, a asesinar a campesinos. Todo sin decreto presidencial. Claro para proteger al indio se requería decreto. Para reprimir y matar indios sólo bastaba obedecer lo que el odio racial y clasista ordenaba. En cinco días ya hay más de 18 muertos y 120 heridos de bala; por supuesto, todos ellos indígenas.</p> <p>La pregunta que todos debemos responder es ¿cómo es que esta clase media tradicional pudo incubar tanto odio y resentimiento hacia el pueblo llevándola a abrazar un fascismo racializado centrado en el indio como enemigo?, ¿cómo hizo para irradiar sus frustraciones de clase a la policía y Fuerzas Armadas y ser la base social de esta fascistización, de esta regresión estatal y degeneración moral?</p> <p>Ha sido el rechazo a la igualdad, es decir, el rechazo a los fundamentos mismos de una democracia sustancial.</p> <p>Los pasados 14 años de gobierno, los movimientos sociales han tenido como principal característica el proceso de igualación social, reducción abrupta de la extrema pobreza (de 38 a 15 por ciento), ampliación de derechos para todos (acceso universal a la salud, a educación y a protección social), indianizacion del Estado (más de 50 por ciento de los funcionarios de la administración pública tienen una identidad indígena, nueva narrativa nacional en torno al tronco indígena), reducción de las desigualdades económicas (caída de 130 a 45 la diferencia de ingresos entre los más ricos y los más pobres), es decir, la sistemática democratización de la riqueza, del acceso a los bienes públicos, a las oportunidades y al poder estatal. La economía ha crecido de 9 mil millones de dólares a 42 mil millones, se amplió el mercado y el ahorro interno, que ha permitido a mucha gente tener su casa propia y mejorar su actividad laboral. Pero entonces esto ha dado lugar a que en una década el porcentaje de personas de la llamada "clase media, medida en ingresos" haya pasado de 35 por ciento a 60 por ciento, la mayor parte proveniente de sectores populares, indígenas. Se trata de un proceso de democratización de los bienes sociales mediante la construcción de igualdad material, pero que inevitablemente ha llevado a una rápida devaluación de los capitales económicos, educativos y políticos poseídos por las clases medias tradicionales. Si antes un apellido notable o el monopolio de los saberes legítimos o el conjunto de vínculos parentales propios de las clases medias tradicionales les permitía acceder a puestos en la administración pública, obtener créditos, licitaciones de obras o becas, hoy la cantidad de personas que pugnan por el mismo puesto u oportunidad no sólo se ha duplicado, reduciendo a la mitad las posibilidades de acceder a esos bienes; sino que además los "arribistas", la nueva clase media de origen popular indígena tiene un conjunto de nuevos capitales ( idioma indígena, vínculos sindicales) de mayor valor y reconocimiento estatal para pugnar por los bienes públicos disponibles.</p> <p>Se trata por tanto de un desplome de lo que era característico de la sociedad colonial, la etnicidad como capital, es decir, del fundamento imaginado de la superioridad histórica de la clase media sobre las clases subalternas, porque aquí en Bolivia la clase social sólo es comprensible y se visibiliza bajo la forma de jerarquías raciales. El que los hijos de esta clase media hayan sido la fuerza de choque de la insurgencia reaccionaria es el grito violento de una nueva generación que ve cómo la herencia del apellido y la piel se desvanece ante la fuerza de la democratización de bienes. Aunque enarbolen banderas de la democracia entendida como voto, en realidad se han sublevado contra la democracia entendida como igualación y distribución de riquezas. Por eso el desborde de odio, el derroche de violencia, porque la supremacía racial es algo que no se racionaliza; se vive como impulso primario del cuerpo, como tatuaje de la historia colonial en la piel. De ahí que el fascismo no sólo sea la expresión de una revolución fallida, sino, paradójicamente, también en sociedades poscoloniales, el éxito de una democratización material alcanzada.</p> <p>Por ello no sorprende que mientras los indios recogen los cuerpos de cerca de una veintena de muertos asesinados a bala, sus victimarios materiales y morales narran que lo han hecho para salvaguardar la democracia. Pero en realidad saben que lo que han hecho es proteger el privilegio de casta y apellido.</p> <p>Pero el odio racial sólo puede destruir; no es un horizonte, no es más que una primitiva venganza de una clase histórica y moralmente decadente que demuestra que detrás de cada mediocre liberal se agazapa un consumado golpista.</p> </div>Mon, 18 Nov 2019 16:28:50 +0000Zamora638 at https://www.pakitoarriaran.org García Linera, vicepresidente con Evo Morales: "En Bolivia se inició un golpe civil contra el Gobierno que luego se volvió policial y militar" https://www.pakitoarriaran.org/entrevistas/garcia-linera-vicepresidente-con-evo-morales-en-bolivia-se-inicio-un-golpe-civil-contra <span class="field field--name-title field--type-string field--label-hidden"> García Linera, vicepresidente con Evo Morales: "En Bolivia se inició un golpe civil contra el Gobierno que luego se volvió policial y militar" </span> <div class="field field--name-field-imagen-entrevista field--type-image field--label-hidden field__item"><img src="https://www.pakitoarriaran.org/sites/default/files/2019-11/Garcia%20Linera.jpg" width="550" height="300" alt="Álvaro García Linera" typeof="foaf:Image" /> </div><span class="field field--name-uid field--type-entity-reference field--label-hidden"><span lang="" about="https://www.pakitoarriaran.org/user/37" typeof="schema:Person" property="schema:name" datatype="" xml:lang="">Zamora</span></span> <span class="field field--name-created field--type-created field--label-hidden">Vie, 15/11/2019 - 10:14</span> <div class="field field--name-field-autor-entrevistas field--type-string field--label-hidden field__item">Andrés Gil</div> <div class="field field--name-field-entrevista-entrevistas field--type-string field--label-inline"> <div class="field__label">Entrevista a</div> <div class="field__item">Álvaro García Linera</div> </div> <div class="clearfix text-formatted field field--name-body field--type-text-with-summary field--label-hidden field__item"><p>Todo empezó intentando que Evo Morales no pudiera presentarse a la reelección. Siguió con una campaña anunciando un fraude electoral de unas elecciones que se habían convocado para el 20 de octubre. La profecía autocumplida exigía no reconocer el resultado electoral en cuanto empezaron a salir datos que apuntaban a que Morales podría haber ganado la reelección en la primera vuelta. Y, a partir de ahí, unas protestas que derivaron en la quema de casas de dirigentes políticos, el amotinamiento policial, el golpe militar, el derrocamiento de Morales y <a href="https://www.eldiario.es/internacional/senadora-opositora-Jeanine-Anez_0_963103741.html">la investidura de una senadora, Jeanine Áñez, como presidenta del país a manos de un mando del Ejército.</a></p> <p>Álvaro García Linera  (Cochabamba, 1962) es el vicepresidente del Gobierno de Morales derrocado por el pronunciamiento militar y asilado temporalmente en México a la espera de la evolución de los acontecimientos de su país. No sólo ha sido el número dos del Gobierno de Morales durante más de una década, García Linera es uno de los principales referentes ideológicos y teóricos de los procesos de cambio en América Latina y de dirigentes de nuevas formaciones políticas europeas de izquierda.</p> <p>García Linera atiende a eldiario.es por Skype para hablar del golpe en su país.</p> <p><strong>¿Qué ocurrió en Bolivia?</strong></p> <p>Un golpe de Estado cívico policial. Se inició como un golpe civil contra el Gobierno, las instituciones, y, a mitad del camino, se volvió policial y militar.</p> <p><strong>¿Cómo es posible que después de casi 14 años en el poder, los militares se revuelvan contra Evo Morales?</strong></p> <p>Ha tenido que correr mucho dinero para comprar mandos policiales y militares. Ha habido presión para disciplinar esos mandos para la estructura golpista.</p> <p><strong>¿Cómo empezó todo?</strong></p> <p>Hace dos semanas comenzó una movilización de sectores civiles, violentos, que no reconocieron las elecciones desde el día siguiente. Quemaron cinco órganos electorales de nueve. En aquellos momentos, era aún un episodio civil, que la policía intenta amortiguar sin detener a nadie, despejando a la gente.</p> <p>Luego viene una movilización, convocatorias de clase media urbana tradicional, en las ciudad de Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, en el eje de las ciudades más importantes del país.</p> <p>En ese momento, hace dos semanas, los grupos de choque paramilitares se encargan de infundir terror; queman sedes sindicales en varios lugares del país; amenazan con quemar casas de dirigentes y lo logran; atacan y queman domicilios de dirigentes.</p> <p>Forman grupos en motos que golpean y atacan con armas de fuego contra las movilizaciones populares indígenas que venían a La Paz. Más de 10.000 mujeres fueron atacadas por 500-800 violentos en moto con lanza granadas artesanales.</p> <p>Se crea un estado de terror que busca el control y el miedo en dirigentes sindicales y políticos. Nosotros sacamos a la policía para retomar el control, pero no a los militares. Pero la policía actuaba tímidamente. No agarraba a los agresores y mostraba una actitud dudosa contra estos brotes.</p> <p><strong>Y se amotina.</strong></p> <p>La pasada semana, el día viernes, la policía se amotina. Dice no reconocer al mando civil, se repliega a sus cuarteles y grita: "Motín policial".</p> <p>La policía deja el país y las ciudades, las instituciones, sin ningún tipo de protección. Eso sucede el día viernes, y el sábado, 12-14 horas después, el mando militar le pide al presidente que debe dejar el Gobierno.</p> <p>Ha habido una escalada desde las movilizaciones de clase media en contra del Gobierno, a la formación de grupos paramilitares violentos que queman instituciones y casas privadas, hasta el motín policial y la petición de las fuerzas armadas. Ha sido una escalada de fuerza para no reconocer la Constitución y al Gobierno. Y nosotros renunciamos para que no haya más incendios de casas, no haya más enfrentamientos.</p> <p>Ellos no reconocen la sucesión constitucional, y es un general quien coloca la banda presidencial a una senadora que no tenía ningún rol en la sucesión constitucional, que es: presidente, vicepresidente y presidenta del Senado. Ella es presidenta de una comisión del Senado. No reconocen el órgano constitucional, y un militar coloca la banda.</p> <p>Además, para aceptar la renuncia del presidente y el vicepresidente se tienen que reunir ambas Cámaras, y leer allí las renuncias. Pero no hubo convocatoria de la Asamblea porque sólo tienen un tercio de los escaños. Así que se reunió ese tercio para que un militar le coloque la banda presidencial.</p> <p>Desde el lunes hasta hoy, la gente ha salido a las calles, y hay más de 10 muertos oficiales a balazos: una vez que esta mujer toma el poder, los militares y policías salen a reprimir.</p> <p>Cuando empezaron los conflictos graves, los militares pidieron una reunión al Gobierno y dijeron que no tenían medios para los motines y que hacía falta un decreto presidencial. Pero ahora salen a las calles sin decreto presidencial y en operaciones conjuntas con la policía, con el resultado de 10 muertos a bala y más de 20 heridos de bala.</p> <p><strong>¿Ahora qué va a pasar?</strong></p> <p>Hay un Gobierno de facto sin Asamblea, sin sucesión constitucional, que está presionando para que la Asamblea lo reconozca. Pero la Asamblea no ha podido ni reunirse porque han sido maltratados los diputados, hay órdenes de detención, y están presionando para que la Asamblea acepte a la senadora como presidenta constitucional.</p> <p>En paralelo, está habiendo fuertes movilizaciones en La Paz, El Alto y Cochabamba, donde diversos sectores están movilizados y se ha decretado un paro total en El Alto.</p> <p>¿Qué buscan ellos? Que la Asamblea los legalice, y están ofreciendo que no habrá persecución a los diputados, y que el partido del Gobierno (el MAS) podrá presentarse a las próximas elecciones dentro de unos meses, pero sin Evo como candidato.</p> <p><strong>Pero Evo Morales quiere volver, ¿no?</strong></p> <p>Evo salió y renunció para impedir que haya muertos. Nosotros no sacamos los militares, Evo renuncia para que no se sigan quemando más casas, pero los paramilitares siguen, la policía emplea gases y los militares han salido a disparar contra civiles.</p> <p><strong>Viendo la evolución de los acontecimientos. ¿Creen que había un plan?</strong></p> <p>Visto ahora, sí. Y no nos dimos cuenta, no supimos entender las señales. Había un plan previamente establecido, lo han denunciado unas grabaciones publicadas. Pero internamente ya nos cuentan los actores ahora que si Evo no ganaba con un número por más del 50%, iban a no reconocer la elección justificando que había fraude.</p> <p>Dos meses antes ya comenzó la campaña de que iba a haber fraude. Y ahí es cuando invitamos a todos a observar las elecciones, cuando empezó una campaña insidiosa de que iba a haber fraude.  Estaban preparando un escenario que no reconocer los resultados.</p> <p><strong>¿Cómo cree que se han comportado agentes externos?</strong></p> <p>La OEA ha tenido un comportamiento vergonzoso, porque el mismo día de las elecciones o al día siguiente, la OEA publicó un informe preliminar en el que decía que las elecciones fueron tranquilas y transparentes, y que Evo había ganado con más de 10 puntos sobre el segundo. Pero, aun así, decían que la distancia era muy pequeña y recomendaban una segunda vuelta. Es decir, la OEA recomendaba saltarse la Constitución. Si habíamos ganado por más de diez, no se necesitaba segunda vuelta.</p> <p>Aun así, luego pedimos una comisión para una auditoría, que tenían que haberla entregada el miércoles. Pero el domingo, en la madrugada, en medio de todo el caos del motín policial, la OEA publica un adelanto de su informe y dice que se han detectado irregularidades y propone que haya nuevas elecciones.</p> <p>Las irregularidades que anota en las elecciones son: de 300 mesas, selecciona 70 y dice que hay irregularidades, usa el argumento del 0,2% de las mesas para justificar que ha habido tremendas irregularidades y propone una nueva elección. Y después acusa a Evo que ha habido fraude y de que es el golpista, cuando su informe no habla de fraude, sino de irregularidades.</p> <p>Este informe del domingo, faltando cuatro días para la fecha prevista de entrega, incendia más el país: es el momento en que la policía está amotinada, hay paramilitares y el informe dice que se habían producido serias irregularidades que ponen en duda la victoria de Evo.</p> <p><a href="https://www.eldiario.es/internacional/Alvaro-Garcia-Linera-Evo-Morales_0_962754622.html">Usted tiene una biblioteca de 30.000 libros en su casa de Bolivia que corre riesgos de ser incendiada.</a></p> <p>Antes de que renunciáramos, el domingo, queman la casa del presidente. Entran estos paramilitares a quemar la casa del presidente, de su hermana, secuestran a familiares de ministros y les obligan a que llamen a los ministros para que renuncien y sean quemadas las casas. Son relatos de terror de los años 30 cuando se perseguía a los judíos.</p> <p>Y ese mismo día se acercan a mi casa varias personas. Previamente ya iban a mi casa, con sus latas, contra mí, tiraban huevos a la ventana... Y yo no tengo protección militar. Los estaba esperando.</p> <p>Pero el domingo vuelve un grupo a mi casa, y como había incendios en las otras casas, amenazan con quemar la mía. Ese día es cuando una campaña internacional, con intelectuales, para salvar la biblioteca. Y esa respuesta ha disuadido un poco.</p> <p>No he vuelto a regresar a mi casa, están mis dos cachorras alimentadas por los vecinos, en la casa abandonada a la espera que no me la queme esta banda de paramilitares.</p> <p>Hace dos años, <a href="https://www.eldiario.es/politica/revolucionario-certidumbres-condiciones-fragilidad-terrible_0_669134072.html">en una entrevista con eldiario.es</a>, García Linera reflexionaba sobre las fortalezas y debilidades de los procesos de cambio latinoamericanos y sus revoluciones, como la boliviana: "Me gusta la imagen que usaba el profesor Pierre Bourdieu cuando decía: '¿Por qué se rompe un vaso de cristal?' Porque le tiro un teléfono celular y se rompe. ¿La culpa es del celular o porque es frágil? Si el vaso en vez de vidrio fuera de acero, le tiro el celular y no se rompe, o le doy un martillazo y no se rompe. Igual son las revoluciones, siempre van a ser objeto de asedios, del celular o martillazos o piedras que van a acechar. Si tú elaboras un vaso de cristal, se rompe; pero si elaboras un vaso de acero, va a resistir la pedrada. Lo mismo con los procesos revolucionarios: cómo es su contenido para que tengan mayor fragilidad y por lo tanto sean más vulnerables a crisis internas o crisis externas, o sean más resistentes para aguantar en el tiempo el conjunto de agresiones internas y externas. Cuando uno compara Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, puede visualizar esta diferencia: el vaso no se rompe por la piedra o el celular, se rompe porque es rompible. ¿Cómo hacemos vasos que no sean rompibles?, ese es el gran dilema de una persona que participa en un proceso revolucionario o progresista".</p> <p>Dos años después, parece que el vaso revolucionario que ha terminado de ceder al asedio y el acecho ha sido el boliviano.</p> </div>Fri, 15 Nov 2019 14:14:59 +0000Zamora625 at https://www.pakitoarriaran.org