Oihana Goiriena: “Me duele que el Gobierno español no haya dado la cara por mi marido y sí por Polonia”

Oihana Goiriena
Gessamí Forner
Entrevista a
Oihana Goiriena

Oihana Goiriena es la pareja del periodista vasco Pablo González, detenido por Polonia el 28 de febrero acusado de espionaje.

El periodista vasco Pablo González fue detenido el 28 de febrero en Polonia, país donde se encontraba informando sobre la guerra en Ucrania. Polonia le acusa de ser un espía ruso porque habla el idioma, tiene pasaporte ruso y cubre la zona, con especial hincapié en los conflictos independentistas. Su mujer, Oihana Goiriena, no ha podido hablar por teléfono con él, tampoco su abogado ni sus tres hijos. Fuentes del Ministerio de Exteriores indican a El Salto que se ha hecho hincapié a las autoridades polacas “en la necesidad de respetar sus derechos, incluyendo el de asistencia letrada”, que implícitamente reconocen vulnerada, ya que “el señor González cuenta con asistencia letrada propia”. “Se continuará prestando atención y asistencia consular”, concluyen. Goiriena lamenta que España no apoye públicamente a su pareja.

¿Estás casada con un espía ruso?
No.

Pero estás casada con un ruso.
Sí, de nacimiento. Tiene doble nacionalidad.

¿Cómo consigues mantener la calma desde el 28 de abril, día en que se produjo la detención?
No lo sé, la verdad. Soy bastante tranquila, intento ir al día a día, haciendo las cosas que tengo que hacer, porque si no se me vendría la casa abajo. Y tengo mucho apoyo alrededor: familia, amigos y conocidos.

¿Cuál es la situación legal actual?
Pablo está preso acusado de espionaje. En prisión temporal hasta el 29 de mayo y a la espera de juicio, supongo.

Vuestra situación me recuerda a la detención ilegal en Yemen del marinero gallego Pablo Costas.
No conocía el caso, pero ahora que lo he leído el desamparo de Exteriores se parece, con la diferencia de que mi marido sí tiene asistencia consular. Parece que ya estamos salvados, pero la asistencia consular tiene sus límites.

¿Cuáles?
Tiene límites políticos, el cónsul no puede exigir que me autorice una llamada telefónica. Me puede indicar qué trámites debo hacer para enviarle paquetes a mi marido, pero no puedo hacer nada si no le llegan. Estoy muy agradecida de su empeño, pero no tiene suficientes potestades.

¿Qué echas de menos del Ministerio de Exteriores?
Una denuncia del Gobierno español a las autoridades polacas que están vulnerando derechos fundamentales. El Gobierno no le está dando un tirón de orejas a Polonia, que es lo que debería hacer.

¿Qué derechos fundamentales consideras vulnerados?
El derecho a la asistencia del abogado, a la comunicación directa con la familia —ni siquiera le hacen llegar la correspondencia que le hemos mandado— y un proceso con garantías procesales. Pablo no ha tenido acceso a su abogado de confianza, Gonzalo Boye.

¿Tú has podido hablar con tu marido?
No, qué va. No nos conceden la llamada telefónica ni a mí, ni a su madre, ni por su cumpleaños, que fue el 28 de abril y pedimos una llamada para que le felicitaran sus hijos.

Ahora que el espionaje se ha puesto de moda, y que aparentemente nadie que ha ordenado espiar los móviles de independentistas catalanes y vascos, ni tampoco a los de los miembros del Gobierno espiados, parece poco probable termine en una cárcel por este asunto. Sin embargo, ahí está Pablo en la cárcel de Radom.
No me atrevo a hacer comparaciones de mi marido y el caso Pegasus, pero estoy segura de que en el caso Pegasus no habrá culpables. Además, hay que tener en cuenta que detrás de la detención de mi marido está Polonia.  

¿Por qué lo destacas?
Han salido muchas cosas desde que le detuvieron: que si estaba en una lista de prorusos, que todos los periodistas que se mueven por esa zona están vigilados, sabe el idioma, los temas que trata. Veo claro que Polonia ha metido la pata. Que la saquen ya. Pero siendo la situación que es, con la guerra de fondo, no creo que tengan mucha intención de echarse atrás.

¿El Gobierno español por qué dirías que no ha dicho anda?
Eso es lo que más me duele. No ha dado la cara por Pablo y sí por Polonia, cuando es un país con vulneraciones de derechos fundamentales. Creo que es por la situación política, porque Polonia ha acogido a la mayor parte de los refugiados de la guerra.

Fuente
https://www.elsaltodiario.com
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